Publicação em destaque

Átomos estéticos são também cognitivos

  “Quando vemos algo além de nossas expectativas, pedaços locais de tecido cerebral geram pequenos ‘átomos’ de afeto positivo. A combinação ...

26/01/2010

divergência


o paraíso na terra


arlindo barbeitos a música



“A situação estava muito tensa, o medo assolava a capital e o país inteiro. Uma intentona contra o poder estabelecido fora, pouco antes, desmantelada. O governo, entretanto, havia promulgado um severíssimo recolher obrigatório do sol-posto ao nascente. 


Um dia, à noitinha, já em cima da hora do regresso a casa, irrompeu de um quase tugúrio numa ruela da cidade antiga uma música, tão suave e inesperada, que nos forçou a parar. Incapazes de prosseguir, sentámo-nos no lancil do passeio como se as patrulhas não circulassem e o risco não fosse nenhum. Massacres, mortos e tiros haviam-se afastado, num instante, para muito longe. De uma janela escancarada sobressaía na penumbra um velho em pijama. Ao piano, tocava, docemente, uma canção de ninar”
(de O rio: estórias de regresso, Lisboa, IN-CM, 1984)

24/01/2010

el triunfo de los caciques

J vivió en una sociedad frívola
Que abandonara a caça, o nomadismo errante,
A agricultura em verso
Y se abrió de piernas exultante
Filmando a las primas en Gomorra.
Por eso no tomo en serio a la piruja
De semáforos en verde – pero no supe
Resistir y como un toro empezó a dar embestidas
Fuego en las venas cumbia de negros una estrella
Por las rodillas contorsionadas, jadeantes y sudadas.
Como en sus épocas de lujuria, la actriz
Volvió a mostrar la bombacha
32 bombachas. En una mañana se vendieron casi todas...
Mientras llegaban los policías y
Les sentaron boca arriba.
La vieja estudiante fue tocada
Desde el momento de su captura
"me bofeteaban y me gritaban:
'¿te gusta, perra?, ¡has de tener sida!'".
Los caciques de Humacao salían de revolución
Mexicana lo creo
Precedidos de las moscas. Oyendo los gemidos
50 metros Puerta de los Umbrales
En la oscuridad del cuarto,
En un silencio inmenso, irrumpieran sin miedo –
Los testigos son viejitos de jóvenes malitos. Do you hear me? –
Irrumpieran los gemidos diciendo
"Haré míos esos besos de su boca
En Teotihuakan" – o berço do Quinto Sol
Pero entonces el pánico se adueñó de Lidia, à beira do rio.
Apercebeu-se de que talvez hoje não seja um dia muito feliz para alguns,
Mas que, sem o corpo inteiro, o cérebro não existiria. Curvou-se
"Pero te gustan los caballos?" preguntan los caciques
"Y estaba totalmente obsesionada con los caballos, sus cuadernos eran de caballos, su morral tenía caballos, se pegaba calcomanías y se hacía dibujos de caballos, pero lo peor era que a veces le daba por correr como si estuviera galopando y hacia ruidos extraños con su boca…"
Después de esa noche
De lujuria y desenfreno bramó
"no estoy segura que soy esa niña!",
Pero… Cada um de nós tem a capacidade de mudar o mundo,
Pensaba, "el alcohol me tenia mariada y muy exitada, entonces, me tiro al suelo
Uno de los caciques
Los hombres estaban bebiendo y
Me ofrecieron beber a mí también,
Nos pusimos a bailar hasta (el baile cierra
A las 6 de la mañana y apareces como a las 10 y...
Natika: los hombres se pusieron de acuerdo
¿ como puedes negar nada?) Los caciques
Los policías, el hombre enborrachado
Los hombres se pusieron de acuerdo, Natika
- Me tuvieron bailando en medio de ellos
solamente con la tanga,
Colocarán mi cara contra el vidrio,
Hacían comentarios vulgares en medio de su borrachera
No solo su fuerza física, sino también
El poder mental que tenían sobre mí –
Mi princesa íbera extenuada del esfuerzo

Saliste a la calle, aun estaba
Oscuro, hacía mucho frío
En esa oscuridad, eres bella aún
Pobre chica, ¿qué te parece si le damos una manito? – decían,
Mientras sus ojos estaban fijos - Pero nada
Estaba dicho todavía
Y cuando creía que llegaría a su límite,
Entonces lo pasaba, buscando
Un nuevo horizonte,
Una nueva meta.
Hasta la próxima.

aquel diluvio

Aquel diluvio de Otoño

El primer hombre

Con su calor de morriña y de ternura materna,

Sin un beso, encerrado en un misticismo sensual

Con la calma de una mano invisible,

Como una ragazza che aveva una rosa

Sin lagrimas en los ojos,

Tan solo mató a su padre.

ella reclina su cabeza con una ternura épica

Ella reclina su cabeza
En la noche, loca
Por Nimrod, la lengua
Haciendo que los labios se separen;
Contenta por un desconocido,
Hice un arco con el tiempo
A unos 0 metros de su puerta.
Como si arrancara pensamientos
De su cabeza, se acomodó,
Le hizo levantarse
Y le sentó en la vieja cama
Totalmente apretada
Que no bajaba la guardia,
Observándole incrédula:
¡¡oh diooooooooooooosss!!...
Caminaba por el parque despacio
Y poco a poco siguió entrando, mientras
Las golondrinas volaban cantando
Sobre los volcanes empalada sinfonía.
Ella siguió de largo, acercaba
A su rostro y lo besaba profundamente.
Sin perder el tiempo le preguntaba si estaba bien,
El cabello suelto sobre el, bajando
Le tomo la cabeza y la hizo arrodillarse frente
Ancha, sin reparo alguno, lascivamente,
A caso en el Caribe… Ella estaba en la gloria,
Miro los pies y vio
Que una de sus sandalias se había caído,
Se detuvo un momento y saco su cuerpo
Se sonríe sobre la cama desnuda
– Esta envidia por las experiencias imposibles es el pan de cada día –
Sonríe como si fuesen viejos amigos,
Sin comprometer nunca su alegría,
Los ojos enormes, la singularidad de sus manos –
Era de noche y la chinita tenia miedo,
miedo tenia de andar solita –
No tiene precio, no tiene precio la chinita,
Le encanta – no pares – escandalosamente
Hecho una furia la fuerza del hombre
– No sé cuanto tiempo pasó tan potente,
Un tono más que sospechoso, una lascivia
Gozando de tus intimidades la parte compartida –
Con una pluma de Faisal entre sus dedos
La espuma se va, una tarde calurosa del mes de julio,
No le quedó más remedio que asentir,
Su cara enfrentada al espejo
Hasta el fondo de su vientre
Liberado por completo con una ternura épica.

cartas de longe VI

Lento ocaso
Delicioso azul
Escurecendo
Entre as mãos de uma mulher

cartas de longe V

O azul do céu
Nosso azul
Isso queria
Cores vivas a pensar
O verde do planalto
A luz que anda no ar
Põe tudo isso numa carta
Para me acordar
Quando te disser que escureci
Nos ondulantes voos das gazelas

cartas de longe IV

Nada nos denuncie.
Deito os olhos no leito irregular
Das tuas cartas
Mas não ouço a música
Do sol brilhante.
Que os seus dedos amorteçam,
Não permitam a noite sem estrelas
E nos toquem, fraternos.

cartas de longe III

Continuaremos a jogar
A bola insensata
Entre nós e com pena
De não sermos nada.