Ella reclina su cabeza
En la noche, loca
Por Nimrod, la lengua
Haciendo que los labios se separen;
Contenta por un desconocido,
Hice un arco con el tiempo
A unos 0 metros de su puerta.
Como si arrancara pensamientos
De su cabeza, se acomodó,
Le hizo levantarse
Y le sentó en la vieja cama
Totalmente apretada
Que no bajaba la guardia,
Observándole incrédula:
¡¡oh diooooooooooooosss!!...
Caminaba por el parque despacio
Y poco a poco siguió entrando, mientras
Las golondrinas volaban cantando
Sobre los volcanes empalada sinfonía.
Ella siguió de largo, acercaba
A su rostro y lo besaba profundamente.
Sin perder el tiempo le preguntaba si estaba bien,
El cabello suelto sobre el, bajando
Le tomo la cabeza y la hizo arrodillarse frente
Ancha, sin reparo alguno, lascivamente,
A caso en el Caribe… Ella estaba en la gloria,
Miro los pies y vio
Que una de sus sandalias se había caído,
Se detuvo un momento y saco su cuerpo
Se sonríe sobre la cama desnuda
– Esta envidia por las experiencias imposibles es el pan de cada día –
Sonríe como si fuesen viejos amigos,
Sin comprometer nunca su alegría,
Los ojos enormes, la singularidad de sus manos –
Era de noche y la chinita tenia miedo,
miedo tenia de andar solita –
No tiene precio, no tiene precio la chinita,
Le encanta – no pares – escandalosamente
Hecho una furia la fuerza del hombre
– No sé cuanto tiempo pasó tan potente,
Un tono más que sospechoso, una lascivia
Gozando de tus intimidades la parte compartida –
Con una pluma de Faisal entre sus dedos
La espuma se va, una tarde calurosa del mes de julio,
No le quedó más remedio que asentir,
Su cara enfrentada al espejo
Hasta el fondo de su vientre
Liberado por completo con una ternura épica.